Y hay un instante en nuestras vidas que nos volvemos hartos de ruidos y de las preguntas sin fin a cerca de nuestra inútil existencia, o de la existencia de personas perfectas. Hay un momento en que personas perfectas no nos importan más, queremos personas reales, ¡personas! Tal vez ese sea el verdadero paso a la vida adulta, dejar que se lleve la ideológica adolescencia y aceptar el mundo tal como es! Estoy harto de la mezquindad egoísta de las personas que piensan ser dignos de poseer una compañera sin defectos. Un rato, por favor, ¿vos no sos perfecta pero la otra persona tiene que serlo?
También estoy harto de los maniqueísmos extremistas, de la lucha simplista entre el sí y el no, entre el correcto y el incorrecto, entre lo bueno y lo malo. Yo no estoy totalmente de acuerdo con cuotas en la universidad para los negros, tampoco estoy extremadamente en contra de eso; no soy tan liberal a cerca del matrimonio gay, pero no quiero estacar los corazones que aman personas del mismo sexo; no apoyo revoluciones armadas como las de Guevara y tampoco las ideas imperialistas absolutas. El extremismo limita el debate, impide el pensamiento humano. El “no”, desde nuestra niñez, nos bloquea, el “sí”, nos permite todo… Estoy de acuerdo con cuotas en las universidades para alumnos que han estudiado en escuelas públicas, o más aún, estoy de acuerdo con inversiones en escuelas públicas con calidad permitiendo la entrada de todos, y ahí poco importa el origen étnico, en las universidades. Del punto de vista religioso, no creo que la homosexualidad sea la práctica preferida por Dios, pero comprendo que una Sociedad tiene que encajar el comportamiento de las personas, y si viven como parejas, merecen ser reconocidas como tal ante la ley de los hombres... ante la ley de Dios, es otra cosa, e resuelvan con Él. Así como no estoy de acuerdo con una revolución ARMADA que puso un Dictador por más de 50 y pico años en el poder, en un sistema que los alumnos reciben un bolígrafo para todo el año (¿?), pero también entiendo mucha gente vive muriendo de hambre y otros muchos no cuentan con un hogar, cuando al mismo tiempo otros nadan en millones, no es la manera más justa. Y entre todo eso que dije, se puede hacer otras millones de consideraciones, y no simplemente un “SÍ” o un “NO”. Al final, estoy harto de las personas aburridas que buscan lo que no son y luchan por lo que no conocen.
